sábado, 9 de enero de 2010

Andando

La nieve me/nos tiene atrapadas aquí. (Sin ver a mi A., estoy que muerdo). Pero hemos salido a caminar después de comer, enfundadas de ropa de abrigo hasta la cabeza.

Por el camino, llevábamos a P., T. ha recordado que, cuando era un bebé, fuimos a hacer ese paseo. Nos tomamos un café y vimos que anochecía. Entonces nos dimos prisa en volver. El niño lloraba y lloraba... y pensábamos que tenía miedo.

Hasta que, llegando a casa, T. se dió cuenta de que ¡no le había dado de merendar! Tenía hambre el pobre...

P. se reía al escuchar la anécdota. Mi hermana y yo nos hemos mirado... ¡hace tres días fuimos de excursión y tampoco llevaron merienda para los niños! Hay cosas que nunca cambian...

7 comentarios:

  1. pfffff, una de las cosas que no puedo soportar, me pongo literalmente enferma: un niño llorando de hambre 8aunque sea de la del primer mundo, que ya sabemos...)

    ResponderEliminar
  2. De la del primer mundo es de lo peor farala, a este en cuanto llegó a su casa su madre aunque olvidadiza,estupenda madre, seguro, pudo aliviar su hambre.

    ResponderEliminar
  3. Menudo despiste... o menuda irresponsabilidad!

    ResponderEliminar
  4. hombreeeeepordios!!! que la merienda es sagradaaaaa

    ResponderEliminar
  5. seguro que luego comió con mas ganas...ja.ja.. a ver si vamos a crucificar a las madres despistadas... por dios¡¡¡

    ResponderEliminar
  6. Respuestas:

    Farala: Por éste no hay que preocuparse. Es más, le vendría bien llorar un poquito más.

    Alas de mariposa: ¡Es buena madre y buena persona!

    Dintel: Despiste.

    Alson: Es cierto, hoy nos ha dado de merendar a todas estupendamente.

    Ico: ¿Te hemos dado donde más duele? Ja, ja, ja...

    ResponderEliminar
  7. Pues claro... que no nieva todos los dias.

    ResponderEliminar

Tu versión