Al hilo de una entrada de Marta llamada "
Heridas"...
Estoy en pleno proceso de adelgazamiento, con treinta kilos menos en un año. Con muchas estrías por el cuerpo: de ir engordando y de adelgazar.
Comprando un sujetador, la señora que me los vende quería emplumarme una crema anti estrías: "Es muy buena, se van a reducir, eres muy joven para tener estas marcas... bla, bla, bla..."
No la compré: primero, porque está comprobado que las estrías no se quitan. Segundo, porque son las marcas de mis miedos, de mis frustraciones... de todas aquellas emociones que me comí (y me como) y no soy capaz de digerir.
A mis treinta y siete años me estoy aceptando tal como soy; he evolucionado, me he quitado mucha mochila de emociones, sigo intentando dejar atrás miedos...
Cada estría me recuerda quién fui, quién soy y quién quiero ser. El cuerpo bonito está en la mente, cada día lo tengo más claro. Quien te quiere por cómo eres por dentro, gusta de tu cuerpo. Las primera, en ese tema, en gustarnos, tenemos que ser nosotras mismas.
Yo no he tenido complejos "importantes" del cuerpo. Para eso he sido casi siempre segura. Ahora sé que me escondo detrás de mis kilos para pasar más desapercibida. He investigado mucho en mi mente y en mi corazón. Detrás de la sonrisa, de la guitarra, del "aquí estoy" hay una María tímida que sigue llevando las manos en los bolsillos, como cuando era pequeña. Grande y pequeña a la vez, me dice una amiga-compañera. Es complejo.
Tengo una cicatriz en el labio: me caí de la cama cuando era bebé. Ya tenía que moverme. Una cicatriz en el brazo de un mordisco de mi hermana, siempre a mi lado, me desquicia y me sustenta al tiempo. Alguna en la rodilla, para saber que te puedes caer y seguir levantándote. Una en el alma que tengo que cerrar cuanto antes, me falta una charla.
Tengo estrías en el pecho que me dicen que acepto mi parte femenina, renegada en mi juventud. En el abdomen que me recuerdan todas las emociones que se me quedan en el estómago... Ahora las acaricio de arriba a abajo y pienso en todo lo que me han enseñado.