viernes, 19 de julio de 2013

Destape

Me he leído "Brújulas que buscan sonrisas" de Albert Espinosa. Un libro que ha supuesto la continuación del curso que hice la primera semana de verano. La última frase dice: "Decidí que yo también me permitiría ser todo lo que quisiera ser...". 

Pues sí, ése es el camino en el que estoy. Así que, esta mediodía, por primera vez en mi vida, he ido a la piscina de mi pueblo en bikini. ¡Fuera prejuicios!

Llevaba tres semanas dándole vueltas a cómo recuperar la amistad con mi amiga "la dolida". Anoche le mandé un "wasap" para hablar hoy. El resultado ha sido una negativa "porque prefiero olvidar y dejarlo correr" y me he disgustado nuevamente.

Pero... "mover pieza", que parece ser mi destino en esta vida, parece que va a dar sus resultados. No sé qué va a ocurrir de aquí en adelante, pero ya estoy más tranquila.

Peluquera favorita: "¡Mil gracias por el té con hielos en el lugar de paz, por escucharme, aconsejarme, poder ser confidentes!

miércoles, 17 de julio de 2013

Y la paz llegó a mi vida

Dormir mucho. ¡Quién me lo diría!
Desayunar.
Piscina.
Comer.
Siesta. Sexta.
Piscina.
Curso de inglés.
Pinchos.
Un paseíto nocturno.
Dormir.

Y así se escribe la historia desde ayer...

jueves, 11 de julio de 2013

Emociones y vacaciones

El curso resultó excitante, emocionante, transformador, práctico, intenso... ¡Cuánto por aprender, no solo de movimiento sino de evolución personal!

Me di cuenta de que agachar la cabeza significaba agacharla ante mí, mostrarme respeto a mí misma. ¡Llevaba dos años dándole vueltas a este tema!

El movimiento corporal remueve todas las emociones y que, en lugar de controlarlas, debía dejarlas salir... Movimiento, giro... no permanecer sino evolucionar... 

Charo me removió los recuerdos diciéndonos que tiene cáncer. Lo pasé mal, mal. Tengo un miedo al dolor que aún me hace mucho daño. Trabajaré sobre ello.

Y después corriendo a los sanfermines, al mogollón del chupinazo... y eso que no me gustan los toros ni las aglomeraciones. Pero me vino bien darme un baño de multitud (aunque tuviéramos miedo de morir aplastadas), darnos unos baños de calderadas de agua y calimocho... y sudor ajeno... He de reconocer que me agobiaba un poco, pero tanta locura me liberó. Nos reímos mucho.

Alguna ruta por el norte y... descansar junto a Ana en su casa. Con su piscina (prácticamente para mí algunas horas), sus caricias, nuestras sex-tas, comer juntas, cenar pinchos por ahí, las siestas largas, largas... charlar "de lo importante", emocionarla, emocionarme, contarle toda la evolución, llorar juntas...

Lo mejor de estos días: sus besos en la calle porque "ya está harta"... ¡Estamos en el buen camino!