Dedicado a Anónimo 3, con intención de tranquilizar los ánimos y pensando que escribo este blog para desahogarme, relajarme y no para dar explicaciones de nada... para mí, sin más. Quizás ahora me comprendas.
Mi abuelo materno se quedó huérfano con quince años más o menos y era el mayor de muuuuchos hermanos. Tuvo que hacer el papel de padre e ir a pedir de casa en casa para que pudieran comer. Mi madre dice que eran pobres pero honrados. Por eso, cuando alguien viene a pedir dinero en mi casa se le da de comer, por eso mis padres y mis hermanos contribuimos económicamente y con nuestro tiempo en labores de voluntariado social de manera habitual.
Mi abuelo paterno se dedicaba a cuidar ovejas, cabras... Pastor "trashumante" porque tenía que ir de pueblo en pueblo buscando trabajo. Mi padre es el mayor de los hermanos. No fue a la escuela porque tenía que ayudar a su padre. Él no lo cuenta nunca pero yo sé que pasó mucho hambre. Cuando se equivoca al hablar y mi madre le corrige dice: "Como tú fuiste a colegio de pago...". Mi madre fue a la escuela pública, como todos los del pueblo en su época. Mi padre quiere decir que, al menos, ella fue a la escuela.
Mis padres tienen 60 años. Todavía están pagando una hipoteca de la casa que compraron hace 17 años. La hemos construido entre todos. Cuando yo tenía 13 años compraron la casa, se tiró, mi padre montó un taller. Hemos trabajado más de 12 horas diarias en un taller sin puertas, con cartones, porque no había dinero para poner unas. Y vivo en uno de los sitios más fríos de España. Con 14 años, después de salir del instituto y tener dos horas para hacer los deberes y estudiar, iba a trabajar con mis padres hasta las nueve de la noche. Nunca tenía vacaciones de verano porque trabajaba con mis padres lijando espejos de los coches.
Soy la única de los tres hermanos que tiene carrera porque no se podía pagar más. No me han dado nunca beca de estudios, con buenas notas siempre y ningún suspenso, porque mi padre es autónomo. Mientras estudiaba, trabajaba en la portería de la residencia para ayudar a mis padres a pagarme la manutención.
Acabé la carrera. Ese verano monté una academia de música. Daba clases de 4 a 8 horas diarias y estudiaba. Ganaba 25.000 pesetas. 15.000 pesetas me costaba la preparadora de las oposiciones. El coche para ir a la academia me lo prestaba mi hermana, la gasolina la pagaba yo. Así estuve dos años. Sin salir ni un fin de semana porque no tenía ni tiempo ni dinero, porque no quería lijar más espejos en mi vida.
Aprobé dos oposiciones con plaza. Una en la otra punta de España y otra en mi comunidad. Elegí colegio a unos 60 kilómetros de mi casa. En Enero cobré el sueldo desde Septiembre. Le devolví a mi hermana el dinero que me había prestado para comprarme el ordenador y estudiar, el dinero de la gasolina, compré regalos a todos...
Y empecé a respirar, dejó de caérseme el pelo, me sentí la mujer más feliz del mundo, pude contribuir a los gastos de casa...
Ahora me considero afortunada. Y sé, que con todos estos avatares siempre lo he sido, porque he ido consiguiendo metas. Mis hermanos no se pueden independizar porque no llegan a los 1000 euros de sueldo, ninguno de los dos. Mi padre hace malabares con Hacienda para que no le sableen cada trimestre.
Soy honrada. Trabajo. Me preparo mis clases. Me indignan los compañeros que no trabajan y discuto con ellos y los espoleo. No me gusta que me metan en el saco de los vagos. Sigo formándome. Me parece injusto que me bajen el sueldo... y no, no me río de los que ganan menos que yo ni disfruto cuando se oye que van a cerrar la fábrica de al lado. Tengo un coche de más de diez años con más de 300.000 kms. itinerantes de cole en cole. Nunca podré comprarme un Mercedes. Tengo una hipoteca hasta dentro de veinte años, para mí sola.
Me gusta mi trabajo casi todos los días. Intento hacerlo bien... ¡coño! Lo hago bien. Me preocupan mis chicos y su aprendizaje. Tengo una novia a unos 200 kms. que trabaja hasta la saciedad en una empresa privada. Me siento querida.
Con 22 años aprobé las oposiciones y empecé a trabajar. Llevo once años como funcionaria levantando el país, como tanta otra gente. A mí no me han regalado nada.
Dentro de dos sábados se jubilan dos de mis compañeras: mis maestras de la infancia, una de ellas mi tutora de prácticas, ahora mis compañeras. Para mí no sois "de esos funcionarios que salen en el telediario", a mí me habéis enseñado a vivir con vuestro trabajo. Así que... gracias.