domingo, 21 de febrero de 2016

Tablet

Ayer enseñé a mi padre a usar el ordenador  y la tablet para buscar información.

Con el ratón táctil del ordenador no se apañaba; era el de mi hermana y dijo pronto que no lo iba a usar no sea que estropeara algo. ¡Qué diferencia de lo que aprendemos unas generaciones y otras!

Necesita saber cómo controlar la humedad de la incubadora de sus pollos. Me partía de la risa con sus comentarios: "¡Cuántas tonterías escribe la gente!" (Leyendo un foro de incubadoras).

Le dije que hay tanta información que tiene que ir filtrando, que la respuesta concreta quizás no la encuentre...

Estuvo muy entretenido. Aprendió rápido. Me gusta.

sábado, 20 de febrero de 2016

Mujeres y una celebración

Don F., cura jubilado del pueblo, vecino y amigo, cumple 60 años de sacerdocio. Me avisó este verano mientras cantaba en las bodas de plata de la hermana de una amiga. Lo apunté en el móvil.

Hace unos días fue su cumpleaños, fuimos a felicitarle y le pregunté si quería que cantáramos en su misa de sacerdocio. Respondió: "Quiero algo sencillo, si cantáis, que sean todas las cantoras juntas".

Pánico... y respeto.

A él nos une la infancia, la amistad con la tía P., el respeto entre mis padres y su familia, sus clases en el colegio, sus catequesis "de verdad" y varias frases que resuenan mil veces en mi cabeza: "En cada momento, haz lo que haces". 

Nos respetamos y queremos.

Ayer quedamos "las cantoras": las de misa de 10.30, las de misa de 12... y yo. Ellas sabiendo que soy la que más música sabe y que no voy a misa. Yo respetando a cada coro, intentando no llamar la atención. Las mayores queriendo cantar sus canciones, las menos mayores queriendo cantar las suyas... y yo, poniendo en mi boca las palabras de Don F.: "todas juntas".

Dos horas y media de ensayo, de decidir, de mediar, de ver cómo las mujeres podemos ser muy puñeteras, de sentir el triunfo de la unión y la afinación tras varios intentos... En un arrebato de locura, hice convocatoria para cantar las comuniones, un regalo para nuestra niña bonita, para mi amiga T. y para D. No estoy segura de dónde me he metido... pero lo voy a hacer.

La madre de una amiga dijo: "Si estuviera la P. aquí, nos dirigiría con la mano y entraríamos todas a tiempo".  "La P." es mi tía P., que no está físicamente, pero estaba en mi guitarra. Esta tarde, volverás al coro. Me puse nostálgica.

Cosas de la vida... Renegando de la iglesia y honrando a un cura. Mejor dicho: a un amigo.



lunes, 15 de febrero de 2016

Amor

Ayer celebramos nuestra comida tradicional del "amor". 16 amig@s. Esta vez, con amigo invisible que ha sido bonito para todos. Con el tradicional detalle de mi hermana para todos. Con mucho guitarreo, baile improvisado, abrazos, risas, comida hasta empachar (y esto es literal...)

Era el cumpleaños de L. y lo celebramos en su merendero. Estaba emocionada porque fuéramos todos allí. Fue muy bonito. Estamos enseñando a los niños qué es quererse de verdad.

Hoy una amiga nos ha contado que discutió ayer con su marido. Él ha estado dos meses en paro (empieza a trabajar la próxima semana, gracias a la vida, a Dios, al cosmos o a lo que sea). Al discutir, le enseñó una hoja donde ha apuntado cada vez que ella salía de casa desde el 1 de Enero y "lo dejaba solo", incluida cuando ella va a trabajar.

Me he puesto muy triste. 

miércoles, 3 de febrero de 2016

Me ha encantado

http://ismaelalonsoalvarez.blogspot.com.es/


Poema: 'Poema nudista'



Se fue quitando, una a una, las palabras:
primero, prescindió de los adjetivos
y la amada se convirtió
en sustantivo incontable.
Continuó con toda acción verbal,
y miraba la tarde
plácida desde la ventana del salón
esperando, feliz, sin saber por qué.
Pasó a olvidar la circunstancia
y los adverbios,
los abrazos y las subordinadas.
Enlazó sus manos obviando
las conjunciones,
habló de la esperanza
y la yuxtaposición,
de por qué, ahora mismo,
es veinticinco de enero,
de la concordancia de dos cuerpos
cuando solo se entienden en singular.
No quedó más que su estela
y este vocablo marcado de ceniza,
no quedó más que la cita a ciegas
del desamparo:
mientas me hablas, cuando pronuncias
mi nombre, deíxis sin referencia,
preposición o melancolía,
la distancia justa de la pausa,
lo dicho y lo no dicho
como túnica antigua
de la lengua que anhela tu boca.