Arreglaron el tejado de mi casa. Empezaron a salir humedades en las paredes. Los inquilinos se han ido. Estoy litigando con la asesoría que lleva la comunidad para buscar una solución. Cada semana retrasan la reunión de la comunidad. Me están dando largas.
Y mientras... no duermo pensando qué voy a hacer. Así no puedo alquilar el piso, así no puedo venderlo. Tengo conciencia. Me han asesorado una arquitecta amiga de una amiga y una aparejadora. Solo me queda esperar hasta Julio, que es cuando se hace la reunión comunitaria obligatoria. Me falta paciencia.
Ana me dice que lo material siempre tiene solución, que no me preocupe. Esas palabras resuenan en mi cabeza. Mi madre dice que lo único que no tiene solución es la muerte. También me resuenan. Yo me digo que soy gilipollas, que no sé por qué me preocupo tanto si no me voy a morir de hambre, si soy una afortunada de la vida y del amor.
Cada pensamiento negativo hay que contrarrestarlo con diez positivos: tengo trabajo, tengo salud, tengo amor, tengo familia, tengo amigas... ¡tanto tener! Soy amada, puedo amar, soy feliz, aporto felicidad, me siento bien, puedo sonreír, casi he conseguido el objetivo, me he demostrado a mí misma que puedo cambiar, hace sol, mi madre me dará un beso esta mediodía...
Ya estoy mejor. Mi cabeza da muchas vueltas. Me voy a dar pedales para que me bajen los pensamientos a los pies.