miércoles, 16 de mayo de 2012

Nos crecen los enanos

He pensado cogerme un mes de asuntos propios y no incorporarme a trabajar en este curso. Lo necesito. La neuralgia ayer me dio otro día de dolor y la medicación me deja el cuerpo tembloroso. El cuerpo me está dando un parón de energía mientras la mente me da vueltas a mil por hora.

Mi amiga A. me dice que no piense tanto. ¿Cómo se hace eso? Mi sustituto ha tardado tres días en ponerse en contacto conmigo. La directora no me ha llamado ni un día para ver cómo estoy. En personal me han dicho que no puedo pedir los asuntos propios hasta que no esté dada de alta y tardarán quince días en darme el permiso... ¿eh? ¿Me incorporo quince días y los otros quince de permiso,  a final de curso? ¿Qué pasa con mi alumnado? El sindicato no puede darme alternativas.

Y pienso si estoy loca (que he tenido alucinaciones de cosas que no han pasado) o la vida es totalmente distinta a lo que pienso yo o si soy la única que tiene ética y nadie más entiende que después de dos semanas sin clase, mis alumnos no pueden cambiar otra vez de profe.

A mi alrededor me aconsejan que prolongue la baja, que ahora estoy mal y no piense en nada más que en recuperarme... ¿nadie piensa en los chicos? ¿Y si me recupero del dolor pero estoy sin fuerzas para ir a las evaluaciones? ¿No es más lógico que me concedan el permiso (sin sueldo, que no hace mal a nadie) y acabe el curso la persona que me sustituye? ¿Cómo se puede prolongar una baja sin más? Eso tendrá que decidirlo el médico tal como me vea. ¿Y si estoy bien? Tengo que recuperarme, un día de estos, sin más, estaré bien.

Estos pensamientos son un bucle del que no puedo deshacerme.

Para colmo mi hermana tuvo ayer "una crisis de oposición": que no le responde el pie para correr, que no se aprende la Constitución, que no avanza... Y hoy, va al médico, y le dice que tiene una tendinitis el pie y que no puede entrenar en un mes. Un disgustazo.

Entonces pienso que esto nos está pasando por algo: porque nuestra vida ha de encaminarse a otras metas, a otros trabajos, a una lotería... Un parón para reflexionar y para cambiar A MEJOR. S(ó)lo tenemos que tranquilizarnos para visualizar el nuevo camino.

María, piensa en amarillo.

sábado, 12 de mayo de 2012

jueves, 10 de mayo de 2012

A mejor

El jueves pasado tenía unos dolores terribles. Hoy no tengo dolor aunque siga floja, floja. ¿Cómo se puede describir la sensación de hueco, de hormigueo, de "sentir" más esa parte de tu cuerpo?

El antibiótico ha hecho su efecto en todos los sentidos. Quince días de baja laboral más. 

Voy a intentar no agobiarme y salir un poco más. No puedo conducir, no tengo la mente centrada ni las manos firmes, así que no puedo ir lejos. Tampoco quiero ir encontrándome con personas que me preguntan "qué tal" y contar la misma historia cien veces... me agota.

Una madre me ha preguntado en el médico si estaba de baja por depresión. Me he quedado flipada... ¡cuánto se inventa! Luego he tenido que explicar la neuralgia del trigémino (que no tiene nada que ver con depresión) y, por fin, la llamada del médico me ha salvado de "sus garras".

Mirando lo positivo: sin "dolor" y tres kilos menos. Voy "a mejor".


lunes, 7 de mayo de 2012

Una muela menos, muchos sentimientos más

Esta mañana tenía cita en el dentista.

Me mira la última muela de la izquierda. Está desvitalizada, has tenido infección... no quiere decir que sea la causa de la neuralgia pero se ha podido agravar con la infección...

Deberías quitártela. ¿Cuándo quieres hacerlo?

Y yo, con mi "cangüis", mis miedos, mi temblor por todo el cuerpo... "Ahora mismo". Porque si no, voy a estar tres días más malísima, pensando en que tengo que volver al dentista. Es un miedo irracional que no logro vencer, a pesar de que, cierto es, no me ha hecho daño y ahora, con el calmante, no siento dolor.

"El dolor te hace sentir viva", me dijo una amiga. ¿Viva? Me hace sentir insegura, con miedo, temblorosa, no me deja pensar, me preocupa, me angustia... No es bueno. No para mí.

Pero he sacado ciertas conclusiones positivas: me ha hecho sentir que mi madre, mi hermana y Ana son unas leonas, unas luchadoras y que me sacarían del peor lugar del mundo sin dudar. Me han demostrado tanto cariño, tanta fuerza... que no sé cómo compensar estos días de sufrimiento. A mi hermana no se le pone nada por delante, nada. Me ha dado tanta fuerza que tengo que proyectar mi energía a tope para que apruebe las oposiciones.

Mis amigas/os han estado todo el día cerca a través de llamadas, mensajes, voy a buscaros... Hoy A. me ha llevado al dentista y después me ha acompañado al médico de cabecera. Para ella es una "gilipollez", pero para mí es un apoyo fundamental. Ha vuelto a salir una plaza para trabajar. Tenemos que celebrar que sea para ella. Energía para A., también.

T. me mandó tres rosas de gominola. Una por cada uno de sus hijos. Y los mayores me hicieron un dibujo y me escribieron unas frases. Tan emocionante...que lloré y lloré... ¡los quiero tanto!

Mi hermana ha estado como una centralita de telefónica recibiendo a todos, dando los partes médicos... y  yo me he quedado desinflada del todo (dicen que por la medicación), sin saber cómo agradecer tanta protección, atolondrada, con la lágrima a flor de piel (que tiene preocupadísima a mi madre)...

Yo quiero recuperarme rápido y todos dicen que me llevará algún tiempo. Sé que es un aviso del cuerpo, para que me cuide, para que cambie o así lo interpreto yo. Estos días me ha venido la imagen de "dejarme poner el zapato", de dejar que me cuiden, de parar, de descansar... No he dormido tanto desde hace dos años... Verme floja me abruma, me hace sentir tan pequeña que he vuelto a la casa de mis padres aunque viva a medio minuto de ellos.

Y entonces pienso que los necesito, que tengo que estar cerca de ellos, que los quiero, que no soy tan fuerte como pienso, que, a pesar de las discusiones, los quiero tanto que no puedo estar lejos y me quieren aunque no lo demuestren... Y yo sin querer preocupar a nadie... pero estas sensaciones no se pueden controlar.

Boga, boga, marinero...


domingo, 6 de mayo de 2012

Reviviendo

Después de mucho dolor y una semana en el hospital... empiezo a revivir.

Tengo miedo dentro del cuerpo. Miedo al dolor. 

Estoy floja de fuerzas. Me tiembla el cuerpo.

Necesito mucho descanso y repensar a cada momento en las personas que me cuidan y me quieren.

No hay nada como un segundo aviso para tomar determinaciones que van más allá del qué dirán y del dinero.

Quiero volver a ser fuerte, a estar fuerte, a tomar las riendas de mi vida. Quiero ser feliz.