viernes, 14 de agosto de 2015

Estrellas

Por primera vez, la noche del día 12, Ana y yo fuimos juntas a ver las Perseidas.

Compramos una manta nueva para poner en el suelo, Ana preparó una cena-picnic, esperamos que se hiciera de noche y emprendimos camino a un "parque-lago" que hay cerca de su casa y nos gusta muchísimo.

No había muchas personas por allí, mejor... pero el cielo estaba nublado. Muy nublado. Así que cenamos en una mesita, nos hicimos unas cuantas fotos y se las mandamos a mis amigos, que estaban juntos como "todalavidadeDios".

Nos trasladamos a la pradera que hay enfrente del lago porque allí no hay contaminación lumínica. Había una cuadrilla de adolescentes que nos alegraron la noche, qué risas, qué felicidad, qué gritos cuando veían una estrella... Luego llegaron dos grupitos más de personas.

Ahí estábamos, con pantalón largo y chaqueta, con la mantita del coche porque calor no hacía, viendo el cielo que iba despejándose, situándonos correctamente con el Google Sky Map,  pidiendo deseos con cada Perseida fugaz... cuando empezamos a escuchar unos ruidos raros y...  ¡Ana se levanta de un salto! ¡Se encendieron los aspersores de la pradera! ¡Qué risas! Nos dio tiempo a movernos de sitio sin mojarnos, un poquito más en el centro... pero las nubes no querían irse. Así que, después de media hora más de espera, nos fuimos a casa.

Fue bonito compartir una nueva experiencia. Fue bonito recordar mis tiempos de monitora de T.L. en ese campamento entre pinos.

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