domingo, 15 de enero de 2012

Madres

Antes de las vacaciones de Navidad, mis alumnos de último ciclo debían hacer un adorno de Navidad, ponerlo decorando algún lugar de su casa, hacerle una foto y enviarme la foto por correo electrónico. Después, yo haría un montaje audiovisual recopilando todos los trabajos.

Para ello pregunté a cada uno si tenía correo,  si lo usan, si han enviado fotos... Hice unas instrucciones para que pudieran enviarme las fotos los que no sabían, expliqué cómo se hacía en el aula desde distintas cuentas de correo... y di un plazo de casi tres semanas para que me enviaran los trabajos.

Para que supieran si me habían enviado correctamente el trabajo, yo respondería a sus correos en dos o tres días. (Y así me he pringado todas las vacaciones).

Hay niñas que me mandaron el trabajo antes de que empezaran las vacaciones "para estar tranquilas", hay otros que han esperado al último día, alguno más que lo ha enviado fuera de plazo (el lunes o el martes)... y hay personas que no lo han enviado.

Esta semana pregunto por qué no se han enviado los trabajos, obteniendo casi siempre la misma respuesta: "Te lo he enviado, no sé por qué no lo has recibido". Vaaaaaaaaaaaaaaaya.

Lo peor:

La madre "moderna" con quien estuve hablando hora y media, me dice que no entiende cómo puedo poner deberes a los padres, que eso no lo saben hacer los niños de esa edad, aunque le expliqué que había dado hoja de instrucciones para que aprendieran y lo había hecho en clase. Que ¡cómo podía mandar de deberes algo que no han aprendido! (Para que aprendan, hija mía).

Una madre me aborda ayer en un bar. Unas quince personas en la barra. Yo estaba hablando con una amiga. Sin decir ni buenas tardes y con el tono bien elevado me dice: "María, mi hijo te mandó el correo electrónico y le has dicho delante de todos que no ha hecho el trabajo. Si no te lo crees, vete donde el V. y lo miras". Le respondí que no me había llegado el correo, que no lo habían enviado a mi dirección.

Le pregunté al niño, en clase, a qué dirección había mandado el correo y me dije que a "otmail", dicho sin h, como lo leería mi madre. Le dije que la dirección era gmail. Vamos, que no me ha enviado a mi el correo.

El V. toca con mi hermano. Es un amigo de la cuadrilla de sus padres. Investigaré dónde se ha enviado el correo para que esta madre cierre la boca la próxima vez.

Me dieron ganas de gritarle: "No me ha enviado el correo y no me hables de tu hijo en un bar, interrumpiendo mi conversación con otra persona" y de gritar en el bar: "Señores, el roscón de Reyes que hicieron esta mujerquenoselavaelpelo y su marido estaba duro, no vayan a  comprar allí".

Pero no lo hice. Me quedé estupefacta, avergonzada, sin palabras. Dice mi terapeuta que todo lo que quiero decir y no digo se me queda en forma de kilos en el cuerpo. Y que tengo el chakra de la comunicación cerrado... Ya...


5 comentarios:

  1. Yo sé que quizá suene a tópico, pero yo creo que los niños/as son unos déspotas maleducados porque sus padres y madres los educan para ser unos déspotas maleducados, sobreprotegidos, con MUCHOS derechos y CERO obligaciones.

    No te preocupes, tu con calma, que esa falta absoluta de respeto viene intrínseca en según que padres/madres, y casi todos/as los/as docentes la sufrimos alguna vez.

    Un besito :-)

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  2. Odio que la gente no entienda que cuando no estas trabajando...¡NO ESTAS TRABAJANDO!...la mala educación campa a sus anchas...con esos padres como no van a salir esos hijos...
    Animo! que mañana ya es lunes...(sorry, bad joke, ;-))

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  3. Respuestas:

    Caminos: Estoy de acuerdo. La mala educación se aprende de tus primeros referentes.

    Lilith: Esta madre nunca ha ido al colegio a hablar conmigo. Es lo que más me enfurece.

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  4. por dios las madres!!
    Anda que teneis el cielo ganado.

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  5. Respuesta:

    Alas: El sueldo, el sueldo... ja, ja, ja.

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