¡Qué gratuito es hacer daño!
No me importas, lo sé. Por eso no deberías poder hacerme daño. Pero tus palabras me duelen.
Tus alumnos son mis alumnos. Y las decisiones tomadas en claustro deben respetarse.
No me mientas diciéndome que soy la única que "quiere" mezclar los cursos. Tu amiga C. también. Pero, paradojas de la vida, a mí y a T. nos dice una cosa y a tí otra. ¡Qué cobarde!
J.C. y R. no quieren mezclar para no quedarse otra tarde a trabajar. Les importa su oposición y el próximo curso no estarán aquí. A día de hoy les resbala todo. ¡Qué poca profesionalidad!
¡Cómo puedes decirme que haga yo sola las listas porque a vosotros, los tutores, os da miedo hacerlas...! ¡Qué chantajista, qué jeta!
Yo tengo a todos los alumnos... en una clase o en otra. No me va a tocar la "peor clase" ni la mejor. Me tocan todas. Así que... señora directora, toma cartas en el asunto. Dale la reprimenda a tu hermana y a su protegido. Actúa con el cargo que ostentas. Y dejadme acabar el curso en paz.
A.M.: nunca pensé que podría odiar a nadie. Pero esta mañana, estoy segura de que te odio un poco.
Vaya, las aguas andan revueltas.
ResponderEliminarrespira, respira....
ResponderEliminarRespuestas:
ResponderEliminarAlas: Y... ¿dónde está "la ganancia de pescadores"?
Blau: Respira, respira, suspira, respira, respira, suspira...