jueves, 16 de diciembre de 2010

Castigo

Hay madres que son un castigo.

Una me ha dicho hoy que no entiende cómo puedo suspender a su hijo que "estudia todos los días con la flauta". Que le he dicho que su postal de Navidad "es una mierda" delante de todos. Que cómo puedo quitarle una hora de Fisioterapia para que venga a mi clase...

Le he explicado que no trabaja nada, le he enseñado las notas semanales de lo que pregunto en clase, la nota de los trabajos entregados y los que no,  le he explicado que lo primero que digo en Plástica es que decir "es una mierda" no es un juicio de valor (hacemos una crítica constructiva de todos los trabajos), que yo no hago los horarios del centro...

No se lo cree. Dice que su hijo "me ha dicho todo esto y le creo".

Otro disgusto.

5 comentarios:

  1. Uf, la época de evaluaciones es horrorosa, a mí me ha pillado con síndrome premenstrual y te juro que llevo días planteándome seriamente si quiero seguir con al enseñanza (yo!). Mierda de padres... es un tópico, o recurso "fácil", pero una verdad como un templo, los niños gilis lo son porque sus padre son gilis también... Quiero dejar el cole y montar un hostal rural cuco y dedicarme a coger el teléfono y poner cafés. Te apuntas? jaja!

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  2. Anda que me pasa eso a mi con mis padres cuando iba al colegio y ademas de la bronca o castigo pertinente del profesor cuando llegase a casa me esperaba mas de lo mismo... Ahora se ha perdido completamente el respeto, vale mas la palabra de niño caprichoso que la del maestro.

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  3. El principal problema, muchas veces, son los padres que dan más credibilidad a lo que los hijos le cuentan que al propio profesor. Así nos va, este es el pan de cada día de nuestra profesión. Ánimo.

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  4. Va, no te preocupes, yo cuando me encuentro un padre de estos siempre me digo a mí misma que yo lo aguantaré uno o dos años pero ellos toda la vida...

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  5. Respuestas:

    Hormiga: Mientras no "me toque" limpiar los baños... ja, ja, ja... ¡sí!

    Didi: Los tiempos cambian.

    Ico: Al día siguiente el niño "no se acordaba" de lo que le había dicho a la madre...

    Panochita: Ya. Pero el disgusto, ¿quién te lo quita?

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