jueves, 16 de julio de 2015

Primer día de río

El verano pasado, tal día como hoy, estaba en Menorca con mis amigas. Viendo la procesión de la Virgen del Carmen en el puerto. Mi madre es muy devota de esta Virgen y le mandé varias fotos. Ahí donde me veo...

Hoy ha sido mi primer día de río en este verano... ¡el láser que me hice en Junio me ha matado el comienzo del verano! 

Así que hoy, después de ir dos veces al piso (firma de contrato, seguro de fontanería y 180 kilómetros), comprar unas tuercas para las llaves de las tuberías, tirar trastos viejos acumulados de la reforma hecha hace diez años y asarme de calor, he llamado a mis amigxs y he ido al río a pesar de los truenos que sonaban por el camino.

Cuando he llegado, estaban esperándome con la cámara del tractor y el ¡María, métete ya que está buenísima! y... ¡ha empezado la fiestaaaaaaaaaa! María empuja la cámara y suben tres, María empuja la cámara y vamos a los canchorrillos, María empuja y vamos "a la grande"... y María ha nadado tanto que mañana tendré agujetas.

Nos hemos montado desde un embarcadero y hemos dejado que nos bajara la corriente hasta las escalerillas: 4 adultos y 5 niñxs, dos de ellas con manguitos... subiendo y bajando, poniéndose de pie en la cámara, tirándose de lado, tirándose de cabeza, tirándose a lo buzo, mojándonos porque corría airecillo y se estaba mejor en el agua que fuera... ¡Qué relaxxxxxxxxxxxx!

Y después me he ido a jugar "al uno" con las cartas acuáticas hasta que llega la madre de las criaturas y me dice: "Tenéis que ir a recoger la barca blanca, los niños han debido soltar la amarra y está en mitad del río" (¡La madre que los parió y su padreeeeee!)

Hemos nadado hasta la barca. Me he atado la soga por la cintura mientras J. y R., nuevo amigo que nos hemos echado hoy, iban empujando la barca. P. subido en ella, le hacía ilusión. Veinte minutos nadando corriente arriba hemos llegado al embarcadero y la he atado. Los chicos, que no nadan nada, han llegado agotados. A mí me dolían los brazos de tirar de la barca... ¡quería comerme un bocata pero no teníamos!

La madre del "nuevo amigo" me dice: "¡Qué fuerza tienes!" Señora... cuando era adolescente hacía ese camino nadando dos o tres veces cada tarde... La suerte de haber crecido en un sitio con río. Eso sí, la vuelta la hemos hecho andando.

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