El miércoles cené con mis compañeras-amigas de los comienzos en mi primer cole: "las antiguas". Anoche con mis compañeras-amigas de los siguientes años del primer cole: "las modernas".
Dos grupos de personas tan diferentes pero con algo en común (en palabras de Ana): "A María la quieren mogollón". Y así me siento... tan querida, tan feliz.
Vengo renovada cada vez que comparto unas horas, muchas risas, los "secretos" con ellas...
Lo mejor de estos días:
- saber que seguimos unidas a pesar de la distancia
- que J. haya venido a mi casa después de intentos e intentos fallidos y su apretada agenda
- no dormir con J., las confidencias, las risas...
- los abrazos de todas
- encontrarme con una ex-alumna, que me reconozca y horas después, su madre me llame me llame para ver qué tal estoy. Oír decir a esta chica que es feliz y ver el brillo de sus ojos. ¿De dónde ha sacado mi teléfono?
- encontrarme con un ex-alumno guapísimo, que me reconozca en un bar y me diga: "En cuanto te he visto he dicho: "es María. ¡No has cambiado nada!" :-D
- que todas se vistan "de boda" y, ante los piropos, respondan "me he arreglado para vosotras". Y mi vista que lo agradece.
Se me ocurrió decir que no tengo ninguna amiga fea y la frase va a pasar a los anales de la historia. Llevan riéndose desde ayer, pero yo sé que es verdad.
